Uno de los
retos más importantes delas últimas
décadas ha sido encontrar una forma
de integrar soluciones a los
crecientes problemas de degradación delmedio
ambiente, una constante en gran parte de los
países del globo, a la vez que tratar de mantener
niveles mínimos de crecimiento económico
necesarios para reducir los actuales niveles
de pobreza. El desarrollo sustentable está
hoy día presente en gran parte de las
discusiones políticas, sea a nivel local, estatal/regional,
nacional o internacional, tanto como
tema principal como relacionado a generación
de energía, comercio, industria,infraestructura,
salud pública, entre otros. No obstante,
es necesario aclarar que no existe una
definición consensuada y aceptada por todos
para la sustentabilidad. Por un lado esto puede
ser visto como un aspecto negativo del concepto
en función de la falta de precisión, pero
por otro, otorga más flexibilidad,permitiendo
que el término de la sustentabilidad pueda
aplicarse en diferentes contextos
sociales, económicos, políticos y éticos.
Además, se
abre el espacio para una transfor
mación
constructiva del concepto y se toman
en cuenta
los cambios cada vez más rápidos
inherentes a
nuestra sociedad posmoderna, o
en palabras
de Ulrich Beck, una sociedad que
vive
modernidad reflexiva.
Según Beck,
a diferencia de la primera
fase de la
sociedad moderna, caracterizada
por el
progreso que trajo la industrialización
y la
seguridad de un futuro mejor, a la socie
dad actual
le falta esa certeza sobre su futuro.
Esta
incertidumbre lleva a un proceso de re
flexión no
solamente sobre dónde nos encon
tramos como
sociedad, sino también sobre las
consecuencias
de los diferentes caminos que
podemos
elegir y adoptar así como los riesgos
implícitos
de cada uno de ellos.
Para
entender mejor el concepto de desa
rrollo sustentable y así la diversidad de posi
bles
políticas públicas y perspectivas que pue
den ser
encontradas bajo este concepto lo
ideal es
revisar las transformaciones por las
que nuestras
sociedades (latinoamericanas)
han pasado
desde la Segunda Guerra Mundial
El Desafío
del Desarrollo Sustentable en América Latina
y cómo éstas
se reflejan en la dirección que
han tomado
nuestras políticas públicas.
Así, es
posible dividir este periodo en tres
grandes
fases: La fase de intervención estatal
en los
mercados para fomentar el crecimien
to; la ola
neoliberal que llevó nuevamente a la
liberación
de los mercados de la intervención
estatal, a
su autoregulación y a que las políti
cas públicas
se enfoquen en las tareas básicas
del estado
(desarrollo socioeconómico) y la
tercera,
caracterizada por la introducción del
concepto de
desarrollo sustentable. Las tres
fases tienen
en común el deseo de los países,
de poder
llegar a ofrecerle a su población los
mismos
niveles de calidad de vida que veía
mos y
todavía vemos en los países más ricos
del orbe.
La
perspectiva de los tomadores de de
cisión y
formadores de políticas públicas a
partir de
finales de la década de los cuarenta
(principalmente
bajo la influencia de la Comi
sión
Económica para América Latina – CEPAL)
era que el
origen de los problemas radicaba en
la
diferencia en el grado de industrialización,
lo que hacía
que los países latinoamericanos
(países
tercermundistas, según la nomencla
tura de
aquella época) fueran eternos depen
dientes de
los países industrializados (los
países del
primer mundo) y sus productos de
alto valor
agregado. El principal objetivo de
las
políticas públicas pasa a ser el crecimien
to económico
a través de una clara política de
industrialización.
Así, se imaginaban, se so
lucionaría
el gran problema de falta de capital
y todos los
demás problemas desaparecerían
casi como
consecuencia de la industrializa
ción. Esta
primera fase de políticas públicas
sí logra
promover el crecimiento económico,
pero la
mayor parte de este crecimiento no es
permeado a
gran parte de la población cuyo
nivel de
bienestar medido en términos de
factores no
económicos como vivienda, salud
y educación no pasa por un proceso similar
de
crecimiento.
El objetivo
de las políticas públicas pasa
a ser en la
siguiente fase una combinación
entre
políticas públicas que estabilicen la
economía y
permitan un crecimiento econó
mico
liderado por la iniciativa privada, que
aunadas a
otras políticas garanticen que este
crecimiento
efectivamente se traduzca en un
incremento
del bienestar para la mayor parte
de la
sociedad, dando origen al concepto de
desarrollo
socioeconómico. De hecho, una de
las diez
directrices del consenso de Washin
gton, que
sirvió como marco general para las
políticas
públicas latinoamericanas a partir
de 1989,
sugiere específicamente que el Esta
do debe
redireccionar sus gastos de una gama
de subsidios
indiscriminados hacia servicios
para los
pobres como educación, salud e in
fraestructura.
El tema del medio ambiente
no se ve
incluido en este marco de políticas
públicas, a
pesar de que a nivel internacional
las
discusiones y políticas públicas ambien
tales en los
así llamados países desarrollados
ya llevaban
más de 20 años y que la Organi
zación de
las Naciones Unidas planeaba la
Cumbre de la
Tierra (ECO-92) sobre desarrollo
y medio
ambiente en Rio de Janeiro, Brasil. De
hecho, es a
partir de esta época que las pre
ocupaciones
ambientales empiezan a hacer
parte de la
agenda pública en Latinoamérica
con la
creación de secretarías y ministerios de
medio
ambiente en varios países como el IBA
MA en
Brasil, en 1989; la CONAMA en Chile
en 1994, la
SEMARNAP en México en 1994, o
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