La globalización ha expandido muchos conceptos nuevos a nivel económico y
político, sin embargo, no podemos dejar de lado la influencia que ha tenido en
el ámbito social y en la formación de sociedades distintas a como usualmente
eran. En dichas sociedades hay una mayor integración de los miembros de la
comunidad, basándose en la noción de igualdad y de libertad. Por tal motivo
algunos grupos de la sociedad que no participaban de forma muy activa en los
procesos de toma de decisión, son ahora mucho más visibles debido al cambio de
ideología. Entre los grupos más dinámicos encontramos a las mujeres quienes se
han visto favorecidas, en la mayoría de los casos, por un cambio contundente en
el concepto de género El género se refiere a las construcciones culturales que
se crean de acuerdo al sexo.
En base al género a lo largo de los años se ha argumentado que existen
tareas específicas para hombres y mujeres. Dicha división de tareas no sólo se
basa en la capacidad fisiológica de ambos sexos sino en ideas prefabricadas
erróneamente que minimizan el potencial general de las mujeres. De acuerdo a
ellas, las mujeres no son aptas para participar en la escena pública. Aunque
cabe destacar que aunado a estas ideas se encuentra la situación particular de
cada mujer, sobre todo en el aspecto económico, en el nivel de educación que
posean, al igual que el medio cultural del cual forman parte, así como la
religión que practican; lo cual influirá en el grado de participación de ellas
en la escena pública.
Las tareas que debían ser realizadas por las mujeres, basadas en la idea de
género, estaban reservadas para la esfera privada, es decir dentro del hogar,
solamente como amas de casa, esposas y madres. Si bien dichas tareas no deben
ser menospreciadas, con ello se subestimaba la capacidad de las mujeres para desenvolverse
dentro de distintos campos.
Existen muchos ámbitos en los cuales tradicionalmente ha habido diferencias
en base al género, como en la responsabilidad dentro del hogar, oportunidades
de crecimiento laboral y en el nivel desigual de los salarios. Basándose en la
noción tradicional de género las mujeres se encuentran en desventaja frente a
los hombres. Las actividades realizadas por los hombres tienen mucho más
prestigio que aquellas que son realizadas por mujeres. De igual forma, las
oportunidades no son distribuidas igualitariamente entre ambos sexos.
Las mujeres han aumentado su participación en la esfera pública a nivel
mundial, pero esto no las ha desligado de las tareas asignadas por el género.
Lo cual hace más difícil su exitoso desempeño en el área pública cuando aún
deben de cubrir un papel muy demandante en la esfera privada.
Las mujeres asumen su responsabilidad en el trabajo a la vez que lo hacen
dentro de sus hogares, y así se genera lo que se conoce como double day.
Por un lado, en el trabajo deben estar dispuestas a trabajar horas extras,
a cumplir con actividades fuera de sus lugares de trabajo, viajar, entre otros,
todo esto para demostrar que tienen la misma capacidad que sus colegas hombres.
Por el otro lado, la labor dentro de sus casas no disminuye, a menos que
cuenten con la solvencia económica para contratar ayuda. Con esto es notoria la
importancia que adquiere el nivel económico en la situación de las mujeres ya
que si cuentan con recursos materiales suficiente s podrán deslindarse en mayor
proporción de las labores domésticas e inmiscuirse más en sus actividades
profesionales, de lo contrario su desarrollo como profesionistas se ve
limitado. La mujer debe tener acceso a las herramientas que le permitan
desarrollarse plenamente, y la más importante es la educación. Ésta hace una
gran diferencia en la mentalidad y en las oportunidades que ellas pueden
adquirir. Un mayor nivel de preparación significa que sus posibilidades de
inserción en el mercado laboral son más amplias y mejores. Por el otro lado, la
falta de preparación las encasilla en actividades laborales de baja
remuneración y en las cuales existen pocas posibilidades de movilidad
profesional. El que las mujeres tengan una mejor preparación educativa también
influye considerablemente en su modo de pensar.
El nuevo milenio ha comenzado con una grave dicotomía entre aquellos que aseguran la prosperidad en una nueva y extensa economía mundial y aquellos que sostienen que la globalización es una fuerza negativa para la paz, la igualdad, y el desarrollo. Recientes reuniones internacionales demuestran la división entre aquellos que se han reunido en varios “foros de la economía mundial” en Suiza, Canadá, y Nueva York, y creen en los beneficios de la globalización, y aquellos que reunidos en “foros sobre los asuntos sociales del mundo” han denunciado la naturaleza destructiva de los mercados globales. En la reunión de la cumbre de las Américas, con la participación de treinta y cuatro líderes de los gobiernos de las sociedades occidentales, realizada en Quebec, Canadá, en Abril de 2001, se confirmó la oposición a los poderes hegemónicos del mercado mundial sobre la vida y el destino de las personas.
El impacto de la globalización, en los países del tercer mundo presenta algunas preguntas importantes sobre los aspectos y factores de desigualdad y estratificación internacional. Los efectos más visibles de la globalización incluyen la internacionalización de la economía mundial, las funciones del mercado, y la creciente complejidad de las relaciones entre países. El proceso, sin embargo, también lleva consigo algunas consecuencias importantes con relación al desarrollo social. La habilidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de bienestar social y políticas nacionales del desarrollo, se ha visto marcadamente reducida como también se ha visto disminuido el papel del estado. La expansión de los mercados y la protección de aquellas zonas que influyen en el intercambio internacional de mercancías resultan, ineludiblemente, en una relación de dominación y dependencia en el marco internacional.
América Latina ha tenido una larga historia de relaciones dependientes con los mercados internacionales. Desde sus orígenes y por más de 300 años de colonización, las economías Latinoamericanas han estado orientadas hacia la exportación y vulnerables al poder externo. Internamente, después de casi 200 años de independencia, las sociedades Latino Americanas han estado caracterizadas por un sistema de estratificación social rígida que se traduce en desigualdades, conflictos de poder, y sistemas democráticos de gran fragilidad.
América Latina es importante de estudiar con relación al proceso de globalización porque la mayoría de los países de la región han hecho esfuerzos para participar competitivamente en la economía mundial. El éxito o fracaso dentro de la economía global proporciona, desde luego, ejemplos valiosos de América Latina hacia el resto del mundo. Aunque la mayoría de las naciones Latinoamericanas ofrece hoy economías abiertas al mercado mundial, las condiciones internas de estos países aún se ven seriamente afectadas por altas tasas de pobreza, desigualdad y exclusión social. Estas condiciones no son enteramente nuevas para los países de América21 Impactos Socio-Políticos de la Globalización en América Latina Latina pero, el problema que se presenta es si la globalización está acelerando el proceso de cambio de esta situación o es un factor que contribuye a la permanencia de estas situaciones socio-económicas negativas para la mayoría de la población.
El impacto de la globalización, en los países del tercer mundo presenta algunas preguntas importantes sobre los aspectos y factores de desigualdad y estratificación internacional. Los efectos más visibles de la globalización incluyen la internacionalización de la economía mundial, las funciones del mercado, y la creciente complejidad de las relaciones entre países. El proceso, sin embargo, también lleva consigo algunas consecuencias importantes con relación al desarrollo social. La habilidad de los gobiernos nacionales para invertir en programas de bienestar social y políticas nacionales del desarrollo, se ha visto marcadamente reducida como también se ha visto disminuido el papel del estado. La expansión de los mercados y la protección de aquellas zonas que influyen en el intercambio internacional de mercancías resultan, ineludiblemente, en una relación de dominación y dependencia en el marco internacional.
América Latina ha tenido una larga historia de relaciones dependientes con los mercados internacionales. Desde sus orígenes y por más de 300 años de colonización, las economías Latinoamericanas han estado orientadas hacia la exportación y vulnerables al poder externo. Internamente, después de casi 200 años de independencia, las sociedades Latino Americanas han estado caracterizadas por un sistema de estratificación social rígida que se traduce en desigualdades, conflictos de poder, y sistemas democráticos de gran fragilidad.
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