América Latina cuenta
con un tercio de las reservas de agua dulce, 12% de la superficie cultivable y
21% de la superficie de bosques naturales del mundo. Alberga los arrecifes
coralinos más largos del hemisferio occidental y el Bioma Amazónico es emblema
global de la mitigación y adaptación al cambio climático. El bioma provee
bienes y servicios ambientales clave, como la regulación regional y global del
clima, la reserva de 2/3 de la biomasa forestal del mundo y una alta riqueza
biológica, recursos genéticos y medios de vida. Además, posee una identidad
cultural diversa, con más de 400 pueblos indígenas viviendo en la región.
El rol de acreedor ecológico, junto con una matriz energética mayoritariamente limpia (con desafíos para países como Argentina, México o Venezuela), una amplia diversidad cultural y social, y una tendencia aún incipiente en avances en el desarrollo tecnológico y la innovación social, ponen a América Latina en una posición única de la geopolítica global. Por un lado, la región dispone de infraestructura natural y conocimientos tradicionales que fortalecen su resiliencia (**) frente a los impactos del cambio climático, como eventos climáticos extremos, menor disponibilidad de agua y efectos negativos sobre la agricultura. Por otro lado, sus activos sientan las bases para que América Latina lidere la transición a una nueva economía baja en emisiones y compatible con el clima.
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