domingo, 17 de mayo de 2015

Aspectos Políticos



La globalización en América Latina ha causado un gran impacto, el cual ha sido positivo en muchos aspectos, así es como siguiendo la opinión de la Dra. Beatriz Ramacciotti diríamos que, por ejemplo dentro del plano político, en nuestra región, se han terminado casi completamente los regímenes dictatoriales tradicionalmente muy arraigados en nuestras sociedades, dejando el campo al desarrollo de estados democráticos elegidos en elecciones limpias y libres, celebradas de acuerdo con normas constitucionales, el fortalecimiento pues de la democracia es de vital importancia en este proceso. Con respecto a la crisis por la deuda externa en que se encontraban nuestros países, las cosas también han mejorado, se han reestructurado las economías en concordancia con las fuerzas del mercado y la iniciativa privada, además es de resaltar que la liberalización de las economías, ha llevado a una rápida expansión de los acuerdos bilaterales de comercio, la apertura de los mercados ha permitido descubrir los aspectos complementarios de las economías de varias subregiones latinoamericanas. A su vez, los gobiernos se dedicaron a organizarse, a través de acuerdos de libre comercio que han dinamizado el funcionamiento de los ya existentes y que han dado origen a algunos nuevos y muy importantes.

En el aspecto político la globalización ha venido a promover la democratización a escala mundial. Los esfuerzos realizados por varios países son significativos en su lucha por la democratización. Aunque es importante mencionar que todavía muchos de ellos enfrentan altos niveles de corrupción, desorden social, elecciones manejadas y falta de libertad política. Sin embargo, con la intensificación de la globalización es mucho más difícil ignorar situaciones autoritarias, ya que por los avances en términos de comunicación, estas se ponen de manifiesto a la comunidad internacional. El respeto a los derechos
humanos y el cumplimiento del Estado de derecho han tomado importancia gracias a la  propagación de la globalización.

De igual manera, la globalización trae consigo cambios en la cultura. Al ser el modelo de la globalización impulsado principalmente por Estados Unidos, es natural que la cultura que se está expandiendo sea precisamente la que se conoce como el american way of life. Si bien esta nueva cultura, basada en la
norteamericana, tiene un carácter transnacional, con valores y creencias colectivas, en algunas regiones es vista como una amenaza a las identidades particulares.


La globalización determina una acentuación de la expansión planetaria e intensificación subjetiva de la forma mercancía mediante las tecnologías de punta, el predominio y fluidez del capital financiero, el peso corporativo de las grandes transnacionales monopólicas, la redefinición del control militar mundial (OTAN), el debilitamiento y crisis de Naciones Unidas, y de la ‘cultura’ del mercado: que todo tenga precio.  El proceso en su fase actual tiende a transformar el mundo en un espacio para inversiones transnacionales privilegiadas que acentúan la concentración de capital, la desagregación de tramas sociales, las migraciones no deseadas y el daño ambiental (social y natural).  Se trata del capitalismo intensivo y extensivo. Es el mercado mundial y la acumulación de capital llegando agresivamente a todos los puntos del planeta.


En el contexto anterior, América Latina y el Caribe como región, acentúa su papel en la economía mundial y con ello su vulnerabilidad: espacio para inversiones privilegiadas, base de fuerza de trabajo barata, proveedor de materias primas y commodities, transferidor de divisas (vía deuda externa y pagos por inversiones y colocaciones de capital transnacional).  Se transita desde la sensibilidad del desarrollo (mejoramiento de la calidad de la existencia) hacia una de crecimiento económico centrado en la inversión directa extranjera que exige liberalización y privatización.  Son signos de esta transición los Programas de Ajuste Estructural, los tratados de libre comercio en el marco de una y la consolidación de la injerencia de los organismos financieros y comerciales internacionales (FMI, BM,BID,OMC).




Políticamente se esfuma el mito de la “burguesía nacional”.  La transición genera o confirma resistencias sociales y culturales: el regionalismo bolivariano, el Movimiento de los Sin Tierra, las de pueblos originarios y naciones o Estados populares (Cuba) que, ya en la transición entre siglos, generan desafíos populares y ciudadanos de  gobernabilidad y también de ingobernabilidad: Ecuador, Bolivia, México.  El voto ciudadano elige candidatos poco gratos al sistema: Hugo Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré Vásquez, Evo Morales. Pese a ello, la votación de mucha gente parece exigir a la gestión democrática, y más ampliamente, a la de gobierno, claros e inexcusables contenidos sociales.
 Políticamente se esfuma el mito de la “burguesía nacional”.  La transición genera o confirma resistencias sociales y culturales: el regionalismo bolivariano, el Movimiento de los Sin Tierra, las de pueblos originarios y naciones o Estados populares (Cuba) que, ya en la transición entre siglos, generan desafíos populares y ciudadanos de  gobernabilidad y también de ingobernabilidad: Ecuador, Bolivia, México.  El voto ciudadano elige candidatos poco gratos al sistema: Hugo Chávez, Lula, Kirchner, Tabaré Vásquez, Evo Morales. Pese a ello, la votación de mucha gente parece exigir a la gestión democrática, y más ampliamente, a la de gobierno, claros e inexcusables contenidos sociales.
 Los procesos anteriores son acompañados, desde la década de los ochentas y noventas, por procesos de democratización, que generan institucionalidades propias.  Estas se caracterizan por su énfasis procedimental (elecciones de gobierno, ejercicio formal), acentuación de la corrupción del ámbito político (partidos, ideologías), exigencias de pasividad ciudadana y simulación de un Estado de derecho y administración neoliberal en su versión latinoamericana.  Ya en el siglo XXI estos regímenes democráticos son interpelados y cuestionados por votaciones que favorecen a candidatos “de izquierda” (en el sentido de no queridos por el sistema), las tesis de democracia participativa y ciudadanía colectiva (sujeto social).  Se insiste, cada vez más gente parece exigir del ejercicio democrático y del funcionamiento del Estado una regulación de la economía para lograr integración e igualdad de oportunidades Sociales.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario